martes, 19 de abril de 2011

EL SINDROME DE ASPERGER EN LA EDUCACION PRIMARIA: ORIENTACIONES PARA EL AULA por Gemma Morant, psicóloga de la Asociación Aspali

El síndrome de Asperger (S.A.) se considera un trastorno situado en la parte más alta del espectro autista y se caracteriza por una limitación significativa en tres áreas: capacidades de relación social, comunicación y lenguaje, y un patrón repetitivo de comportamiento e intereses.
Todo ello se acompaña de una inteligencia intacta, y una apariencia física completamente normal. Por ello, el S.A. se considera muchas veces como una discapacidad invisible, que hace que estos niños pasen desapercibidos en las primeras etapas de su vida. Sin embargo, los niños y niñas con SA tienen necesidades educativas especiales que es necesario identificar y cubrir.


El papel del orientador/a:
Desde el primer momento, el papel del orientador/a del centro es fundamental. Creemos que, actualmente, es el agente con mayor capacidad para poner en marcha las iniciativas y medidas más eficaces. Por ejemplo:
  • Distribuir la información existente sobre el alumno, y sobre el Síndrome de Asperger en general, al equipo docente.
  • Celebrar reuniones periódicas para acordar líneas de actuación comunes.
  • Ser el mediador inmediato entre la familia y el centro.
  • Actuar de manera inmediata cuando surgen problemas: entre el alumno y sus compañeros, entre el alumno y el profesorado…
  • Convertir el propio departamento, en un lugar de referencia para el niño al que poder acudir cuando tenga algún problema, o necesite hablar con alguien…
  • Asesorar y coordinar todas las intervenciones educativas llevadas a cabo con el alumno.

El papel del tutor: En este periodo el tutor es la persona más importante en la evolución del niño en el colegio. Crear un clima de afecto y comprensión y potenciar una relación positiva entre el tutor y el niño son dos claves fundamentales para facilitar la adaptación e integración del niño en el entorno escolar. 

Principales dificultades del S.A. y respuesta educativa más adecuada:
La atención al alumno con S.A. debe ser INDIVIDUALIZADA, no hay fórmulas mágicas, aunque sí algunas consideraciones generales que pueden ser de utilidad.

Los alumnos con S.A. pueden presentar dificultades en las siguientes áreas:
  1. Dificultad para concentrarse y falta de organización: los niños con S.A. suelen ser desorganizados y distraídos. Esto les puede llevar a la pérdida de material, abandono de actividades, dificultades para controlar el tiempo, centrar y mantener la atención, trabajar de forma independiente…
Respuesta educativa más adecuada:
    • Las clases deben tener una rutina lo más estructurada y previsible posible. Los niños con S.A. tienen dificultades para aceptar los cambios y adaptarse a situaciones novedosas, por lo que se deben evitar las sorpresas en la medida de lo posible y se les debe preparar previamente cuando se presenten cambios en alguna rutina (ej, cambio de profesor, aula, actividad, fecha de un examen...). En estos casos se le debe anunciar con anticipación para que entienda lo que sucede cuando el cambio tenga lugar. De esta forma le ayudaremos a reducir la ansiedad y conductas inadecuadas por no entender lo que sucede.
    • Organizar las tareas de forma clara y explicárselas paso a paso. Ayúdale a comprender que existe un inicio y un fin en cada actividad y comunícale de forma explícita el resultado final esperado.
    • Utilizar apoyos visuales como horarios, esquemas, listas, dibujos, etc. con el fin de facilitar su comprensión.
    • Es muy importante que el profesor SUPERVISE EL USO DE LA AGENDA para la organización del trabajo escolar en casa, ya que la mayoría de las veces el alumno con S.A. no anotará los deberes que tiene que hacer en casa y, por tanto, no los hará.
    • Muchos niños con S.A. presentan dificultades para mantener la atención. Para evitar que el déficit atencional interfiera en su aprendizaje es importante disminuir en la medida de lo posible las distracciones (por ejemplo, colocar al niño lejos de las ventanas, puertas o lugares de paso, situar su pupitre cerca del profesor y, a ser posible, al lado de niños tranquilos y afines a él).

      1. Dificultades en la capacidad de percepción viso-espacial (problemas espaciales, dirección y orientación...) y coordinación viso-motora.
      Los niños con S.A. suelen presentar torpeza motora; no tienen éxito en los juegos que implican habilidades motoras; y presentan deficiencias de motricidad fina que pueden causar problemas en la escritura y en asignaturas como educación física, plástica o música.
      Respuesta educativa más adecuada:
        • Darle más tiempo para terminar las tareas o para hacer un examen (incluso en algunos casos se puede decidir hacerle el examen de forma oral).
        • Reforzar la presentación visual con explicaciones detalladas de los pasos a seguir para resolver un problema.
        • La clase de gimnasia, y el deporte en general, pueden ser causa de estrés. El objetivo de estas clases debe ser mejorar la psicomotricidad del alumno, y fomentar el gusto por el deporte. Es muy importante que se adapte el nivel de exigencia a las capacidades del alumno. Y por supuesto, nunca exponer al alumno al ridículo.

      c) Dificultades Académicas: los niños con S.A. tienen una capacidad elevada para la memorización mecánica, y un nivel de inteligencia medio o superior a la media. Esto hace que, muchas veces, el profesorado sobrevalore las capacidades del alumno y que se le someta a demandas cognitivas excesivas. Sin embargo, los alumnos con S.A. tienden a ser muy literales: su pensamiento es muy concreto y su capacidad de abstracción pobre. Su extenso vocabulario da la falsa impresión de que entienden lo que están diciendo, cuando en realidad están simplemente repitiendo de memoria lo que han oído o leído. Esto les ocasiona problemas en la comprensión lectora, y puede causarles problemas a la hora de responder a los exámenes.
      Respuesta educativa más adecuada:
        • No debe darse por supuesto que el alumno entiende lo que está leyendo o lo que se pide que haga; es bueno que el profesor se cerciore de que el estudiante lo ha entendido antes de hacer una prueba; no se trata de un concurso ni de unas
          • posiciones, sino de comprobar los conocimientos y habilidades o estrategias que el alumno efectivamente ha logrado aprender con nuestra ayuda.
          • Indicarle los aspectos más relevantes de los conceptos abstractos y darle muchos ejemplos concretos.
          • Ofrecer explicaciones adicionales y tratar de simplificar los conceptos más abstractos de las lecciones.
          • Es aconsejable realizar las pruebas de evaluación a través de preguntas cortas que exijan respuestas concretas, o preguntas cerradas (verdadero/falso, elegir una opción…), utilizar dibujos, unir con flechas, o incluso hacer evaluaciones orales…
          d) Intereses restringidos. Una de las características definitorias del S.A es el presentar un patrón repetitivo de comportamientos e intereses, junto con gran inflexibilidad de pensamiento. Estas características pueden interferir negativamente en su actividad escolar al ocupar toda su capacidad de atención, siendo la principal consecuencia la falta de motivación por aquellas asignaturas que no están dentro de su campo de interés.
          La respuesta educativa más adecuada en estos casos consiste en:
            • Aprovechar las áreas de interés especial o habilidades académicas sobresalientes incorporándolo en la actividad grupal cuando sea posible (ayudar a otros compañeros en las áreas en las que sobresale, hacer trabajos sobre su interés…).
            • El uso del refuerzo positivo es la estrategia fundamental para ayudar al niño con S.A.Estos niños son muy receptivos a las alabanzas (por ejemplo, en el caso de uno que haga preguntas sin descanso, el profesor puede alabarle siempre que haga una pausa y felicitarle por dejar que los demás hablen).
          e) Dificultad en las relaciones sociales
          Pero la principal dificultad de los niños con S.A. es su déficit de comprensión social y reciprocidad emocional. Este déficit es el responsable de las dificultades para relacionarse con sus iguales y provoca:
          • Dificultad y falta de destreza a la hora de “manejárselas” con sus iguales.
          • Dificultad para percibir las sutilezas y las demandas implícitas en las situaciones sociales (cada vez más sofisticadas).
          • Dificultad para interpretar las normas de un modo flexible y dinámico: el niño con SA se aferrará a las normas y al deseo de invarianza (dando muestras continuas de inflexibilidad y de poca adecuación a los cambios imprevistos).
          • Dificultad para comprender las emociones de las personas que le rodean.
          • Dificultad para tomar la iniciativa en las interacciones con sus iguales (produciendo la imagen de cierta pasividad y desinterés).
          • Dificultad para compartir sentimientos eminentemente sociales: competitividad, rivalidad, o triunfo (lo que le hará parecer, ante los ojos de los otros niños, como un compañero de juegos “aburrido” y poco interesante).
          • Juegos e intereses limitados y poco afines a los juegos e intereses de sus compañeros.
          • Preguntas repetitivas y uso de un vocabulario extremadamente pedante (desconcertando tanto a niños como a adultos).
          Por este motivo, un objetivo esencial de la intervención educativa debe ser favorecer la integración social del niño con S.A.
          Respuesta educativa más adecuada:
            • El profesorado debe cuidar la formación de grupos de trabajo de forma que el alumno con S.A. nunca se quede solo.
            • Nunca permitir que el niño se convierta en blanco de las bromas o burlas de los compañeros. Tenemos que cortar este tipo de situaciones lo antes posible.
            • Potenciar y evidenciar las capacidades del alumno para que se le respete.
            • Enseñarle de forma explícita el significado de ironías, frases con doble sentido, normas, habilidades sociales…


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